¿A partir de qué edad se puede contratar un seguro de vida?
Adquirir un seguro de vida no se debe tomar con ligereza. Se necesita un nivel de comprensión, madurez y de capacidad de decisión para dar el paso hacia la responsabilidad de pagar una póliza con la que tendrás bienestar, seguridad, estabilidad y tranquilidad durante muchos años. Además, existe un marco regulatorio que establece el límite de edad a partir del cual una persona puede comprar un seguro, siempre y cuando sea económicamente activa y pueda comprobarlo.
Los estándares internacionales estipulan que el seguro de vida-riesgo (fallecimiento) no puede concederse a menores de 14 años, excepto si la cobertura de fallecimiento es igual o inferior a la prima satisfecha por el seguro de vida. Esto implica que al no existir un riesgo potencial o una capacidad de respuesta financiera por parte de ciudadanos tan jóvenes, queda terminantemente prohibido para cualquier empresa vender un seguro a personas bajo ese umbral de edad.
Por otro lado, entre los 14 y los 18 años sí se puede contratar este tipo de seguros siempre que no figure como tomador el menor sino un tercero solicitante y que los representantes legales de este –padres o tutores– den su consentimiento expreso. Dentro de ese rango de edad se puede adquirir una póliza, pero sólo bajo permiso escrito y notariado de los padres o representantes de ese adolescente.
A pesar de que hay ciertos requisitos legales, como el de la edad, para contratar un seguro de vida no existe ningún otro impedimento ni una edad determinada para hacerlo. Sin embargo, es importante no tomar una decisión que a largo plazo se convertirá en la mejor inversión de tu vida.
La mayoría de los expertos y compañías aseguradoras aconsejan contratar un seguro al inicio de la vida laboral o de la creación de la familia –más o menos entre los 30 y los 40 años– que son los años más productivos para este sistema de apoyo y ahorro, con el que se contará hasta el final de la vida como resguardo, protección y atención ante accidentes, enfermedades, problemas económicos u otro tipo de situaciones complicadas.
Nunca olvides que esperar demasiado no es prudente porque el riesgo para la familia, que es lo que se quiere proteger, está ahí y nadie sabe lo que puede ocurrir ni en qué momento debido a la espontaneidad e imprevisibilidad misma de la vida.
El objetivo y la esencia de este instrumento es, precisamente, la familia, por lo cual no debes escatimar en el esfuerzo económico que has de hacer para garantizar el bienestar de tus seres queridos.